Santoña. Ultima salida del año de Arkamurka Natura Taldea
Como en otros años, los amigos del grupo de amantes de la naturaleza de Arkamurka Natura Taldea, de Zarautz, organizaron una salida invernal a las marismas de Santoña. Una ocasión para volver a uno de los escenarios mas interesantes desde el punto de vista ornitológico de todo el Cantábrico, y por supuesto, pasar el día en compañía de expertos "pajareros" y muy buena gente. Al final nos juntamos unos cuantos apasionados e interesados por el mundo de las aves.
La mañana no se presentó muy propicia para la realización de fotografías, aunque a partir del mediodía la cosa fue mejorando, hasta que quedó una tarde preciosa. De todos modos, el objetivo de acudir a Santoña no era precisamente hacer grandes tomas, pues para ello hay que dedicarse por completo al tema, sino mas bien pasar una jornada entretenida, en buena compañía, y ornitológicamente enriquecedora.
Agradecer también de paso el apoyo y colaboración del simpático bizkaitarra y experto en cetáceos, Gorka Ocio.
Dando una vuelta por mi querido (y cercano) monte Pagoeta; tratando de aprovechar de alguna manera esas luces que se producen en los días soleados y ventosos del invierno.
El ratonero de vientre claro apareció pronto, y también se marchó pronto. Una pareja de milanos reales estuvieron sobrevolando la zona, durante horas, pero tampoco esta vez quisieron tomar tierra cerca del hide. Es posible que algún día ...
Después de posar en la rama, al sol, el ratonero bajó a tierra, donde aún reinaba la sombra. De ahí esa diferencia de colorido general.
Hacia el final de la jornada, bajando ya del monte, este esculpido tejo (Taxus bacata) reclamó mi atención. Su silueta se recortaba sobre un cielo azul, mientras el viento del sudeste desdibujaba unas nubecillas blancas.
Después de un final de verano y comienzos de otoño marcados por el predominio del buen tiempo, o al menos de altas temperaturas y ausencia de lluvia, el mes de noviembre ha venido cargado de abundantes precipitaciones y aire frío. Y sobretodo, de falta de luz, como si no acabasen de amanecer los días. El filtro de las nubes, podría decirse que está siendo de altísima densidad. Por todo ello, las primeras imágenes que subo del comedero tras el parón del verano han sido tomadas con tiempo triste y húmedo. Para compensar esta falta de luz, he tenido que recurrir al uso de iluminación artificial (dos flashes) ademas del incremento del ISO (sensibilidad a la luz de la cámara).
Respecto a los protagonistas alados, pocas sorpresas. Continúan los carboneros, común y palustre, herrerillos comunes, trepador azul, petirrojo, currucas capirotadas, gorriones, abundantes pinzones, algún tímido acentor, y entre los mas grandes, aparecen mirlos, zorzal, urracas, arrendajos, estorninos pintos, y el siempre agradecido pico picapinos. Esperemos que nos dejen hacer buenos retratos, aunque con fotos o sin ellas, observarlos en su ambiente, de tan cerquita, ya de por si merece la pena.
Se trataba de aprovechar la coincidencia del buen tiempo con el pase de aves del final de verano, y sobretodo, la marea alta por la tarde y en domingo. Coincidencia que otros muchos aprovecharon, pues el Parque Ornitológico se hallaba muy animado, con algunos observatorios repletos de fotógrafos ansiosos por disparar sus cámaras. Una jornada de auténtico disfrute en este pequeño paraíso landés.
Os dejo una pequeña muestra de lo que deparó ese día.
Kurlinta handia / Zarapito real.
Kuliska buztanbeltza / Aguja colinegra.
Kuliska txikia / Andarríos chico.
Txirritxo txikia / Chorlitejo chico.
Txirri arrunta / Correlimos común.
Lertxuntxo txikia / Garceta común.
Lertxuntxo txikia / Garceta común.
Ubarroi handia / Cormorán grande.
Abozetak hegan / Avocetas en vuelo
La llegada de una gaviota al islote provocó la estampida de los limícolas que en ella se alojaban.
Angular objetiboarekin behatoki batetik ateratako argazkia / Imagen tomada con un gran angular desde uno de los observatorios.
Pagina oficial del Parque Ornitológico de Leteich:
Hace unos pocos años la presencia del buitre leonado (Gyps fulvus) en el monte Pagoeta (actualmente Parque Natural de Pagoeta, Aia, Gipuzkoa) era algo testimonial. Luego vino la proliferación de la especie necrófaga y recientemente el aumento de la ganadería en la zona, habiéndose propiciado que las visitas de estos carroñeros se hayan convertido actualmente en episodios bastante habituales. No hay mas que preguntar a los baserritarras (gentes del caserío) del lugar.
Realizando fotos a estas enormes aves he podido localizar algunos ejemplares anillados. Con la ayuda de Asier Aldalur, de Arkamurka Natur Elkartea, las imágenes de los buitres anillados pudieron llegar hasta los responsables del anillamiento, que tras la identificación de los individuos, amablemente me proporcionaron la información correspondiente a sus fichas e historiales de avistamientos. Uno de ellos había sido anillado en un acantilado del Pirineo francés (valle de Ossau), hace ocho años, cuando era todavía un pollo, y ésta fue la primera noticia que tenían sobre él. Otro buitre anillado y con marcas alares además, poseía un amplio historial de viajes a través de la península (ver última foto de la entrada).
Así pues, aparte de disfrutar contemplando y fotografiando a dicha fauna, contribuimos a profundizar en su estudio, que siempre redundará en su protección, y consecuentemente en el ecosistema en que viven.
Hide utilizado para la realización de las tomas anteriores.
Video con fotos de los principales carroñeros que se mueven por el Parque Natural de Pagoeta.
Marco, el buitre viajero.
Gracias al marcado podemos saber que se trata de un macho adulto, de 9,8 kilos de peso y 246 cm de envergadura. Fue marcado en noviembre de 2011, en un muladar de la zona media de Navarra. Y entre sus avistamientos se hallan varias zonas del Pirineo navarro, un vertedero de Soria y también en Bélmez, provincia de Córdoba. Posteriormente otra vez en Navarra, y a primeros de mayo, en Aia (Gipuzkoa), donde fue tomada la foto.
Se trata de un animal de costumbres mas bien nocturnas, al que pocas veces tenemos la suerte de verlo de cerca, y mucho menos de fotografiarlo. Pero aquella tarde, cuando la luz comenzaba ya a escasear, este precioso ejemplar se acerco a las proximidades del hide, atraído por la comida depositada para las rapaces. Con mucha desconfianza y sigilo, pegó dos saltos, se apoderó de alguna pieza de carnicería entre sus mandíbulas, y se alejó velozmente cuesta abajo, hacia la espesura del cercano bosque. Fue un encuentro tan inesperado como fugaz, del que apenas pude tomar media docena de fotos. Un placer compartirlas.
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